"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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24 Adviento

Adviento La noche estaba muy serena, y la rosa observaba atenta el cielo. Un crisantemo, ordenaba su melena, junto a ella, para romper el hielo. Le preguntó muy curioso, qué de extraño había arriba. La rosa le percibió insinuoso pensando, que a nadie se le escatima. Le explicó que había hermosas estrellas, y que sin sol, todo el espacio se ofrecía. Crisantemo agregó que ella, era más bella, y le ofreció escuchara su canto de melodía. Atenta, ruborizó su carmín, mostrando timidez e interés. El crisantemo comenzó en inglés, y enseguida, a coro siguió todo el jardín. Se acercaron los duendes curiosos, a escuchar lo que sucedía. Les pareció maravilloso, que fueran villancicos lo que se ofrecía. La rosa en plena algarabía, confesó a esa música, no la conocía. Las margaritas explicaron, y de la Navidad, le hablaron. La sutil rosa bien erguida, sintió Luz, por saber que entre las estrellas luminosas, Había una, la más grandiosa, anunciando la llegada del Niño Jesús. Atenta y fascinada, más roja e iridiscente que nunca, cantó y escuchó encantada, sobre los reyes que al desierto surcan. Sus pétalos tupidos, se movilizaban, aprendiendo de burros, vacas y camellos, establos y pajonales que daban, cobijo al Niñito… tan bello. Los sonidos de los cantares, se alzaron por el viento hasta muy lejos, llegando a oídos de otras aves, despertando en la noche, de sueño a despejo. Peucoalhué abrió sus ojos, algo asombrado, por escuchar una melodía lejana y muy alegre, recordando algo anonadado, una época especial, que evocaba el albergue. Enseguida se le presentó la Navidad, como escena de amor y albricias, en vuelo nocturno, se arrojó a velocidad, en busca de ternura y caricias. Mientras llegaba al jardín, notó cómo todos cantaban villancicos muy contentos, bailando al ritmo, hasta su rosa carmín, al son del hada y los duendes, muy atentos. No pudo evitar caer en picada, sorpresivamente, sobre su corola preciosa, alborotando a la bella enamorada, quien lo abrazó, muy mimosa. Los murciélagos, ya desprendidos en pleno vuelo, se asombraron del vergel, en movimiento Le contaron que estaban de adviento, y que ilusiones y esperanzas… cubrirían sus anhelos. Renée Escape -

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